En septiembre de 2022, Salman al-Nabahin, un granjero gazatí cogía una pala dispuesto a descubrir por qué los olivos no echaban raíces en su pedazo de tierra. Con ayuda de su hijo comenzó a cavar hasta oír el sonido metálico de la herramienta contra una superficie dura. Así se descubrió uno de los mosaicos bizantinos más espectaculares de los últimos años; un ejemplar tan bizantino como gazatí.
Cuando se menciona la palabra Gaza, automáticamente surgen imágenes de edificios de hormigón amontonados entre nubes de polvo y escombros. Lo mismo ocurre con aquellos que viven allí, retratados y percibidos como gente condenada a la precariedad y la destrucción constante de su entorno.
Ni Gaza ni los gazatíes han sido siempre eso. Ha sido solamente durante el último siglo cuando se ha comenzado a separar la identidad de este lugar de la de sus habitantes. Incluso, aunque la Franja de Gaza haya sido habitada de manera ininterrumpida durante milenios, a veces es difícil pensar que los gazatíes ya fuesen gazatíes antes de ser condenados a la desgracia.
Aunque nos ayude a organizarnos, "la práctica de dividir la historia de un lugar en períodos discretos —griego, romano y bizantino...— tiene sus raíces en la arqueología colonial. La arqueología de fuentes abiertas pretende entender estas capas como continuas, desde el pasado más antiguo hasta el presente. Los palestinos que viven hoy no deberían ser excluidos de esta larga historia", dice Sarah Nankivell, directora del estudio Living Archaeology In Gaza, de Forensic Architecture.
La antigua región de Canaan, donde se encuentra Gaza, ha sido el escenario principal del relato bíblico y, durante décadas, éste ha sido el mayor interés del trabajo arqueológico en la zona. Es precisamente un miembro de la Escuela Bíblica de Jerusalén, Jean-Baptiste Humbert, una de las personas que ha llevado a cabo excavaciones en la Franja de Gaza en los últimos años. Humbert, sin embargo, no es partidario de la arqueología bíblica porque “la Biblia es teología y no una crónica de acontecimientos históricos”.
Según Forensic Architecture, “los hallazgos de la arqueología bíblica en particular se han utilizado durante siglos para desplazar, explotar y borrar culturas que viven en la superficie”.
Humbert en su oficina, frente a una maqueta de lo que serían las antigua murallas de Gaza e imágenes de la investigación de Forensic Architecture. | Forensic Architecture
El trabajo de Humbert desde 1995, con el nombre de Gaza, la ventana de Arabia al Mediterráneo, ha conseguido desenterrar vestigios de diferentes periodos en la Franja: desde una iglesia bizantina hasta restos de la Edad de Hierro, pasando por las huellas que los griegos y los persas dejaron allí.
Aunque hay varias teorías, se piensa que fueron los cananeos los que dieron a la ciudad el nombre de Gaza, que significa fuerza aunque para los egipcios era conocida como Gazzat: ciudad preciada.
Durante siglos, Gaza fue una importante posición estratégica tanto para el comercio como para las campañas militares. Si bien servía de conexión entre la Península Arábiga y el Mediterráneo, también era la puerta que separaba Asia y África, el punto de confrontación entre imperios en contienda.
“El clima da forma a las sociedades. El efecto climático mediterráneo termina detrás de Gaza. Arabia es un área en la órbita del Océano Índico y Gaza es el lugar donde chocan los dos mundos”, apunta Humbert.
Antes de ser conquistados por los griegos y los persas, los cananeos invadieron Egipto y se establecieron en el delta del Nilo para fundar su propia dinastía faraónica, que gobernaría el país hasta ser expulsados por los egipcios del sur en el siglo XVI a.C.
Estos invasores procedentes de Canaán son conocidos como los hicsos e influyeron notablemente algunos aspectos de la población autóctona. Un claro ejemplo es el de la religión que vendría después con la reforma monoteísta del faraón Akenatón, que dejó atrás el politeísmo tradicional.
Para Humbert es importante tener en cuenta que “por lo general, las poblaciones se han mantenido estables durante milenios pero son las lenguas y las religiones las que han cambiado”.
Los egipcios no fueron los únicos cuya fe se vio afectada por los invasores del norte. “La mitología y religión cananea afectó también a la mitología griega y al judaísmo”, dice Joseph Lebbos, investigador y profesor de la Universidad Libanesa de Beirut. Además, “Canaán conoció varios aspectos de la religión: pluralismo, trinitarismo y monoteísmo. Por lo tanto, esta tierra es rica en diversos grupos religiosos y aún mantiene dialectos de las antiguas lenguas semíticas. Esta combinación también se hace evidente en su gastronomía y arquitectura”.
Fueron también los cananeos los que simplificaron los alfabetos que surgieron en Sumer y Egipto. Pero esta parte de la historia quedó sepultada entre relatos de mayor interés colonial.
“La práctica y el despliegue de la arqueología han tendido así a desconectarse de las realidades cotidianas en las que se ubica, a ignorar el conocimiento local y a silenciar la experiencia vivida a su alrededor o sobre ella. Del mismo modo, la preservación del patrimonio a menudo ha saneado y descontextualizado los mismos sitios y objetos que pretende proteger”, apunta Forensic Architecture.
"Los palestinos que viven hoy no deberían ser excluidos de esta larga historia"
La publicación denuncia que los sitios arqueológicos de la Franja han sido especialmente maltratados en comparación con aquellos que se encuentran dentro de las modernas fronteras de Israel. Esto contribuye al centrifugado de la identidad de Gaza, como cuando se separa el plasma de la sangre.
La playa de Gaza y pescadores en 1957, 1970 y 2023. | TNME
"Hay muchos restos arqueológicos del mismo período antiguo en lo que hoy es Israel, donde estos sitios se preservan y promueven activamente, lo que nos muestra la escala potencial y la riqueza de otros sitios en toda Palestina. El trato diferencial que Israel da a la arqueología —el desprecio y la destrucción del patrimonio palestino frente a la preservación de los sitios arqueológicos bajo su control territorial— es un componente clave del apartheid cultural de Israel", añade Nankivell.
Por otro lado, el desplazamiento masivo de Palestinos hacia Gaza a lo largo del siglo XX y el bloqueo al que se ha sometido a la Franja desde principios del XXI ha supuesto un daño inevitable del patrimonio arqueológico, según Humbert.
“El patrimonio arqueológico e histórico tiene que ver ante todo con la identidad. Quienes quieren erradicar el patrimonio matan gente”
El ataque sistemático por parte de las tropas israelíes ha producido también grandes daños en los sitios históricos y arqueológicos de la Franja de Gaza. Estas acciones pueden, de hecho, abarcarse dentro de las definiciones de crímenes de guerra y apartheid recogidas en el Estatuto de Roma, del cual Palestina es miembro pero Israel no.
Durante la última escalada, desde el pasado octubre, la mayor parte de los sitios al descubierto se han visto gravemente dañados. Según Nankivell, se espera también encontrar daños en los sitios que fueron previamente enterrados para su protección. La erosión es además un factor que afecta a los restos y, aunque es un proceso lento, cuanto más tiempo permanezcan enterrados más daño se espera encontrar.
"Los únicos datos visuales que tenemos en este momento son imágenes de satélite; no nos es posible evaluar completamente el estado del sitio sin acceso desde el terreno. Eso hace que sea muy difícil medir la magnitud del daño. Pero podemos estar razonablemente seguros de que se han producido daños importantes, si no una destrucción total. No podemos saber exactamente qué encontraríamos si excavamos allí hoy, pero no somos optimistas", augura Nankivell.
Fotografías de la Gran Mezquita Omari (s.XIX-XX y actualidad); también, fotografías del edificio como iglesia. | TNME
Uno de los sitios históricos más icónicos de la ciudad de Gaza, y parcialmente destruida en un bombardeo israelí en diciembre, es la Gran Mezquita Omari. El edificio había sido anteriormente una iglesia pero también un templo bizantino construido sobre un templo filisteo que se cree dedicado al dios Dagon, de la tierra y la buena fortuna, y alrededor del cual gira el mito de Sansón y Dalila.
Desde su oficina en Jerusalén, Humbert aclara que “el patrimonio arqueológico e histórico tiene que ver ante todo con la identidad. En la desestabilización de la entidad palestina, la población de Gaza necesita una estructura de identidad local y la arqueología está bien aceptada como una de las únicas posibilidades que Occidente contempla en la Franja”. “El patrimonio arqueológico e histórico no es un premio gordo guardado en la bóveda de un banco. Está en el bolsillo de la chaqueta de cada gazatí, aunque no lo sepan. Puedes ser muy rico sin saberlo. La muerte de 30.000 gazatíes destruyó 30.000 chaquetas al mismo tiempo. Quienes quieren erradicar el patrimonio matan gente”.
Increíble artículo, ¡bien hecho!