En enero de 2007 miles de turcos –y de armenios de Turquía- salieron a la calle con pancartas donde había escrito “Todos somos armenios, todos somos Hrant Dink”, en honor al periodista armenio asesinado a los 52 años delante de la redacción del periódico Agos por un ultranacionalista turco. Ahora, en el mismo despacho donde se sentaba todos los días, se puede visitar un museo dedicado al periodista: sus libros siguen en los estantes, así como los ejemplares del periódico desde que se fundó.
Hrant Dink fue cofundador de Agos, el primer periódico en turco y armenio: tenía la función de solidarizarse con la comunidad armenia de Turquía que no hablaba armenio, de servir como plataforma donde exponer los problemas de la comunidad, y de ser el canal para mostrar la cultura armenia a los turcos. “Antes decir 'armenio' era como un insulto por las connotaciones negativas que tenía, con Agos queríamos conseguir un discurso conciliador” explicaba el periodista en una entrevista.
En el ámbito periodístico colaboró también en el periódico histórico armenio Marmara, donde utilizaba el seudónimo de Çutak, que significa violín. En el literario, cofundó la Aras Publishing House en 1993, una editorial que publicaba libros de autores armenios en las dos lenguas. Para él, la protección de la cultura de su comunidad era tan importante que, junto con su mujer, durante varios años organizaron el campamento de verano para los niños armenios en la región de Tuzla, cerca de Estambul. De hecho, él siendo niño acudía cada verano allí.
A Dink lo acusaron de denigrar la turquicidad, delitos que se recogen en el artículo 301 y 305 de la Constitución de Turquía. En 2004, escribió un artículo insinuando que Sabhia Gökçen –primera piloto mujer de Turquía y ahijada de Atatürk, fundador de la República– podía tener raíces armenias. Además, se le acusó de confirmar el genocidio armenio en una entrevista con Reuters, un tema que continúa generando controversia en Turquía.
Por el contrario, en muchos de sus
artículos, el periodista demostraba ser un firme defensor del diálogo entre los turcos y los armenios: “Creo sinceramente que llegará el día en que todos los turcos y armenios encuentren la manera de hablar entre sí sobre este pasado común. Y cuento los días que faltan para que no haya un solo tema que Turquía y Armenia no puedan discutir cómodamente o una diferencia que no puedan enmendar”, escribía en un artículo dedicado a los 90 años del 1915. “Mi principal preocupación siempre ha sido transformar mi propio país en un paraíso de libertad” añadía en el mismo artículo.
Para rendirle homenaje, cerca de la antigua redacción se ha creado la Fundación Hrant Dink, que tiene la función de denunciar los discursos de odio en Turquía: organizan conferencias, talleres y exposiciones. “Una vez al mes, se publica un informe destacando los titulares de la prensa del país donde se utiliza el odio hacia una comunidad: mediante un análisis crítico del discurso, evaluamos artículos de noticias y columnas que se publican en la prensa nacional y local de Turquía y que van dirigidos a identidades nacionales, étnicas y religiosas, LGBTI+ y mujeres”, explican desde la Fundación.
Una de sus últimas iniciativas es la aplicación KarDes –que significa hermano en turco- y que te permite visitar algunas ciudades de Turquía de forma temática. Su objetivo es “hacer visible la herencia tangible e intangible de Estambul y extender las historias multiculturales de la ciudad” describen los creadores del proyecto. “Además de evidenciar la riqueza poco conocida de Estambul y revelar las historias multiculturales de diferentes regiones”, añaden.
“Antes decir 'armenio' era como un insulto por las connotaciones negativas que tenía, con Agos queríamos conseguir un discurso conciliador”
Esta app ofrece un mapa donde aparecen opciones de recorridos y puntos de interés: los edificios y las historias relacionadas con las minorías es uno de los temas principales. La isla de Kinilada, la más cercana a Estambul y la primera de las islas Príncipe, la puedes recorrer aprendiendo como vivía la comunidad armenia hace años. Desde la iglesia de la comunidad, pasando por el campo de fútbol donde se organizaban torneos contra los griegos, hasta llegar a la residencia de una de las profesoras armenias más reconocidas.
El día antes del asesinato, Hrant Dink entregaba a la revista turca Radikal un artículo donde explicaba su persecución y, al mismo tiempo, las ganas de seguir defendiendo sus valores: “El 2007 se presenta aún más complicado que los anteriores. Los juicios continuarán. Otros comenzarán. ¿Quién sabe cuántas otras injusticias tendré que afrontar? Pero al mismo tiempo, esta realidad será mi única garantía: sí, percibo la preocupación y la angustia de una paloma, pero yo sé que en este país la gente no toca a las palomas. Las palomas pueden vivir en el corazón de las ciudades, al calor de las multitudes. ¡No sin temor, desde luego, ¡pero en plena libertad!”.
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