top of page
Foto del escritorAlejandro Matrán

La fiebre de las norias


Sindbadland es el parque temático más antiguo de Oriente Medio
Sindbadland es el parque temático más antiguo de Oriente Medio | Alejandro Matrán

No hay nadie que sea capaz de decir cuántos parques temáticos hay en la capital iraquí. Bagdad es una ciudad que cuenta con reducidas opciones de ocio y estas pequeñas ferias se han multiplicado a lo largo y ancho del país durante las últimas décadas.


Es posible que a muchos les sorprenda esto, especialmente teniendo en cuenta que en Europa no existe tal fenómeno, pero en Iraq esto no es algo realmente especial. Cerca la cúpula partida del impresionante monumento a los mártires de Bagdad se encuentra Sindbadland, el parque de atracciones más antiguo de todo Oriente Medio.


El parque abrió sus puertas con financiación pública en 1964, solamente nueve años después del Disneyland de California, en la orilla este de la ciudad que le dio nombre inicialmente: Rusafa. Tras un parón después de la caída del régimen de Saddam Hussein, en 2014 cambió su nombre por el de Parque Temático de Bagdad durante apenas un año hasta que un misterioso inversor se hizo con el negocio y le dio el nombre que tiene actualmente.


Sindbadland es el parque temático más antiguo de Oriente Medio.

Hussein, Abbas y Anwar pertenecen al equipo de comunicación del parque, que tiene también un número secreto de empleados. Es difícil decir cuál es su trabajo. Publicar vídeos promocionales en las redes sociales parece la parte más aburrida. El resto del tiempo lo dedican a saltarse las colas para probar algunas de las atracciones. No pueden revelar el nombre del inversor que creo Sindbadland. Es posible que ni ellos lo conozcan.


Aunque los tres juntos parezcan un grupo de niños pequeños que no paran de reír y jugar, Abbas es un hombre corpulento de 30 años con una notable barba pelirroja. “Antes la gente venía más a disfrutar de las atracciones ya que era el único parque abierto. Incluso gente de la otra parte de la ciudad venía. Ahora hay muchos parques parecidos y se nota la diferencia”, apunta.


El parque de Haji Hussein se erige sobre el agua del Tigris
El parque de Haji Hussein se erige sobre el agua del Tigris | Alejandro Matrán

En la otra orilla del Tigris hay un pequeño santuario. Se dice que en él está enterrado al-Khider, un personaje que, según la tradición islámica, podría haber sido algo parecido al maestro espiritual de Moisés. Alrededor del humilde edificio se levanta una multicolor estructura metálica. Es difícil verla desde la calle pero, según uno desciende las escaleras, las luces cegadoras comienzan a ascender delante de los visitantes.


Haji Hussein, de 39 años y con nombre probablemente falso y una sonrisa que no permite fotografiar, es el dueño de este pequeño parque temático tan peculiar. Su familia lleva décadas dedicándose a este negocio aunque en la actualidad solamente les queda este lugar que le cedió el Ministerio de Transportes. “Mi abuelo se dedicó en los años 70 a construir estas atracciones en Iraq en lugar de importarlas”. “Mi familia llegó a regentar 6 parques en todo el país pero después de la caída de Saddam y el cambio de gobierno nos quedamos sin contactos que permitieran mantener el negocio”.


“Desde que el gobierno de Saddam cayó hay muchas mafias que nos fuerzan a co-regentar estos parques”

Llega el té y, al cabo de un rato, mientras el amigo que está sentado a su izquierda le da unas buenas caladas a la shisha, Haji Hussein se acomoda en su silla y se retracta: “en realidad ahora mismo tenemos 10 parques, pero solo este es cien por cien mío. Los otros los compartimos con otra gente”. “Desde que el gobierno de Saddam cayó hay muchas mafias que nos fuerzan a co-regentar estos parques”, añade sin entrar en detalle. Otros de sus parques fueron tomados directamente por el gobierno o instituciones asociadas después de 2003, como el que la familia tenía en la ciudad de Karbala.


Haji Hussein está de acuerdo con Abbas. Las visitas a los parques temáticos han caído en los últimos años pero, según él no se debe a la alta oferta de atracciones sino a la apertura de cientos de centros comerciales por todo el país. Si bien en Bagdad también se encuentra el centro comercial más antiguo de la región, construido en los años 60, nada tiene que ver con los nuevos edificios con grandes ventanales y luces LED que cambian de color.


Unos jóvenes disfrutan de las atracciones de Haji Hussein durante la primera noche de Ramadán
Unos jóvenes disfrutan de las atracciones de Haji Hussein durante la primera noche de Ramadán | Alejandro Matrán

“Los parques de atracciones son lugares demasiado expuestos. Normalmente vienen siempre las mismas personas con sus familias y cuando uno quiere tener una cita o algo parecido ya no viene aquí”, apunta Haji Hussein.


Parece que lo que antes era el lugar perfecto para pasar una buena tarde ahora se ha convertido en un lugar para el ocio de familias. Y mientras normalmente a todos los parques de Bagdad puede ir cualquier tipo de persona, “Sindbadland es un parque explusivo para eso: familias”, dice Anwar, que es el de menos estatura de los tres y que se dedica especialmente al diseño gráfico. “Esto quiere decir que un hombre, o un grupo de varones, no puede acceder a las premisas del parque si no es acompañado de al menos una mujer”, añade como esperando una cara de confusión.


Sindbanland tiene el cuarto escenario más grande de Oriente Medio, solo superado por otros en el Golfo.

A pesar de todo “Sindbanland, que cuenta con el cuarto escenario más grande de Oriente Medio, solo superado por el de la Expo de Dubai, el de Ryadh Season y el de Doha, ha sabido reinventarse. Ahora ofrece espectáculos, restauración… así que últimamente viene más gente, especialmente de colegios y universidades”, apunta Hussein. Pueden llegar a tener 13.000 visitantes en tan solo una jornada de fin de semana. Al final, los parques temáticos en Iraq parecen seguir siendo una apuesta segura para muchos inversores.


Fadhel Finjan es un empresario de los que llevan traje, gafas de sol aunque esté lloviendo, un bigote unido a la perilla y bastón como accesorio. Además tiene un lunar en el pómulo izquierdo que le da un toque de película italiana.


“Yo ya tenía un restaurante fuera de este recinto pero quería ganar más dinero así que en 2016 empecé a construir un parque de atracciones”, comenta después de mirar e ignorar a un muchacho que se le había acercado con una bandeja llena de tés y que esperaba con la espalda doblada a que su jefe cogiera uno.


Fadhel Finjan en su parque de atracciones
Fadhel Finjan en su parque de atracciones | Alejandro Matrán

“Tengo 22 atracciones y 13 empleados, 4 salones de bodas y una piscina de más de mil metros cuadrados. Todo por 10 millones de dólares. ¿Qué podrías hacer tú con ese dinero en tu país?”, pregunta. Casi es posible ver cómo ha empezado a hacer cálculos mentales cuando por fin coge un vaso de papel de la bandeja y deja que el chico vuelva a una postura normal y se vaya por donde había venido.


Lo que es evidente es que Iraq ha cambiado radicalmente desde que en 2003 las tropas americanas invadieran el país con apoyo de británicos y españoles entre otros. En cualquier caso, las luces de estas ferias han alumbrado tiempos difíciles y otros no tan difíciles por los que los iraquíes han pasado. De las citas de algodón de azúcar en los primero parques de los años 60 y 70 a los conciertos de hip-hop en Sindbanland, Iraq tiene una historia paralela a la muy manida guerra, ahora que han pasado 20 años de la invasión. Una historia que, aunque no sea tan escandalosa como la sangre y los cañonazos, es igual de importante.



Comentários


bottom of page