En el último diseño que se ha plasmado en una de las hojas de Nick Merdenyan hay escrito: “He venido hacia ti sin mí, ven hacia mí sin ti”. Estos son unos versos del poeta sufí Rumi que hablan de la importancia de la pureza. Hay cientos de mensajes como este en las hojas de Nick, que se colocan en fila enmarcadas en un cristal transparente esperando a ser vendidas a los turistas –y a algunos turcos- que se pasean por el Gran Bazar.
Las “hojas de la paz y la tolerancia” es como se conocen estas obras de arte que cambiaron la vida de Nick un domingo de hace poco más de 30 años: “No lo olvidaré nunca”. Fue unos días después del bautismo de su hijo, cuando unos amigos suyos le regalaron una Dieffenbachia, una planta tropical importada de Holanda. Una mañana de domingo, pasando por el lado de la planta, vio que había un par de hojas que se estaban marchitando y decidió cortarlas y colocarlas entre páginas de libros. La sorpresa fue cuando al cabo de un tiempo, por casualidad, abrió estas mismas páginas y vio a las hojas perfectamente secas: “Eran las hojas más bonitas que había visto, la luz traspasaba, y hasta ahora no he conseguido secar ningunas más preciosas”.
Se le ocurrió que podrían ser aún más especiales si alguien las pintase y pensó en un amigo suyo que hacía un máster de caligrafía. Este profesional acudía muchos días a la tienda de Nick en el Gran Bazar y le mostraba como practicaba este arte encima de diferentes materiales como cristal o piel. En las dos primeras hojas decidieron pintar la firma de Suleyman el Magnífico y una frase del poeta sufí Yunus Emre que decía: “Quiere a quien te quiera” con caligrafía kúfica, una variante geométrica del alfabeto árabe.
Ese mismo día una pareja americana visitó su tienda y Nick, orgulloso, les mostró las hojas. A la pareja le gustaron tanto que pidieron comprar la de la firma de Suleyman el Magnífico: “El hombre era abogado y Suleyman se considera una figura de la justicia”, explica Nick. “Yo no pensaba en venderlas, así que decidí proponerles un precio elevado, pedí 500 dólares y para mi sorpresa lo aceptaron”, añade. El mismo día Nick compró tres plantas más, probó nuevas ideas y el éxito se repitió. Desde ese día se dedica a diseñar hojas con mensajes de paz y tolerancia: “Más allá de la estética, para nosotros es muy importante el mensaje que se transmite, cada hoja tiene un significado y una historia”.
Las primeras las pegaba encima de un cartón y ahora las enmarca en un cristal. Al principio estaban pintadas por su compañero master y de las actuales se encargan dos chicas y un chico de la universidad Mimar Sinan, que lleva el nombre de uno de los mayores arquitectos del Imperio Otomano. El mensaje también ha evolucionado, antes los diseños estaban relacionados con la religión musulmana, pero ahora hay representaciones cristianas, judías y de otros temas más allá de la religión: “Queremos representar la Anatolia, que está conformada por una mezcla de culturas y religiones”, explica.
Nick Merdenyan procede de una familia armenia: “Pero no de los que vienen de Armenia, sino de los que llevan más de 3.000 años en Turquía” matiza. Cuando era pequeño pasaba los veranos en casa de sus abuelos, en el norte del país, en Kastamonu: “Vine a Estambul cuando tenía 6 meses, pero recuerdo muy bien mi tiempo con la comunidad armenia, por eso tengo fotos de mi familia colgadas por la tienda”.
En Turquia, más allá del Islam, que es la religión mayoritaria, conviven –y antiguamente con más representación- distintas religiones y comunidades como los judíos sefardís, los griegos ortodoxos o los cristianos asirios. “Sobre todo fue durante el Imperio Otomano cuando convivieron estas comunidades” explica Serkan Ozbaci, un guía turístico local que visita de vez en cuando a Nick en su tienda. Uno de los diseños más populares –que incluso lo compró la reina Sofía- es una planta de donde salen tres hojas de la misma rama: en cada una se escribe el nombre de Dios, en una en árabe, la otra en hebreo y la otra en latín.
Una vez al año, Nick se va al Lake North, a Florida, donde hay plantaciones de la Dieffenbachia. Se pasea entre las plantas y va escogiendo hoja por hoja, las más jóvenes y las corta: “Tengo un permiso para llevarme las hojas, cuando llego a casa las coloco en medio de páginas de libros y las dejo dormir durante un año o un año y medio”, detalla. “Lo he probado con otras plantas, pero el resultado no es el mismo”, añade.
“Esto es como la primavera en el desierto” exclamó una visitante cuando entró en su tienda y vio su trabajo. La tienda de Nick es una de las que lleva más años en el Gran Bazar, concretamente en la parte más antigua del mercado. El emprendedor empezó a trabajar cuando tenía 10 años, cada día a las seis de la tarde, al salir de la escuela. Su primer trabajo fue en el mismo Bazar limpiando una tienda de antigüedades: “Para los padres era un orgullo que su hijo empezase desde abajo, aprendiendo de los mayores y de los másteres. La educación tradicional del Gran Bazar consistía en ir subiendo de categoría y aprendiendo el oficio. Este era un sistema que no solo se practicaba en Turquía, en muchos otros mercados era el mismo”, explica Serkan Ozbaci.
“Ahora ha cambiado mucho todo, la calidad ya no es la misma y hay pocos productos personalizados”, opina Nick. Si te paseas entre las 58 calles y las más de 4.000 tiendas vas a ver comercios repetidos de simulaciones de marcas de ropa, joyas o souvenirs. A lo mejor por eso Nick Merdenyan es conocido por todas partes: además de la reina española, han visitado su pequeña tienda los presidentes de Turquía, Jorge y Lauren Bush, Bill Gates o Hilary Clinton.
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